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5 consejos para proteger tu coche del calor

Parece una exageración, pero todo objeto que esté a la intemperie sufre los rigores de las temperaturas extremas. El calor, puede acortar la vida de tu vehículo mucho más de lo que parece. Por eso, desde Talleres M. Gallego te traemos 5 consejos para proteger tu coche del calor.

Estos consejos no sirven solamente para verano, ya que en España es bastante frecuente que las altas temperaturas aparezcan de pronto en otros periodos del año. Y los resultados son los mismos: pintura dañada antes de tiempo, gomas cuarteadas, neumáticos cristalizados, salpicaderos rajados…

Con todo, muchos expertos coinciden en que, además, el hecho de que el habitáculo se convierta en un auténtico horno (con temperaturas superiores a los 50ºC) en cuanto cortas el contacto y dejas el coche expuesto a los rigores meteorológicos primaverales o estivales pueden provocar que algunos materiales liberen sustancias tóxicas para los humanos. Así que:

1.- Aparcar a la sombra.

Aunque suene evidente, y muchas veces cueste demasiado aparcar en una zona determinada como para encima elegir plaza. ¿Pero y si puedes hacerlo? En verano, conviene evitar que el sol castigue demasiado las mismas zonas de tu vehículo. Por eso, lo suyo es tratar de estacionarlo en un lugar donde la sombra lo cubra total o parcialmente.

Aunque lo más recomendable para el calor sería dejar tu coche en lugar a cubierto o, mejor, en un parking subterráneo, seco y bien ventilado, recuerda que cuando se busca la sombra en superficie, los árboles pueden ser un buen aliado.

2.- Cortinillas, parasoles, cubrevolantes y fundas.

Más allá de montar lunas tintadas, si tu vehículo va a estar a la intemperie mucho tiempo, puedes ponerle una funda opaca e impermeable, aunque le quitaría mucho calor cualquier otra cosa. Las hay que se recogen debajo de la carrocería, no se vuelan… e incluso las hay con sistemas antirrobo.

Para un estacionamiento corto y rutinario son preferibles otros sistemas que también contribuyen a protegerse del sol y a bajar la temperatura del habitáculo. Por ejemplo, los parasoles, las cortinillas o los cubrevolantes.

Estos últimos pueden resultar fundamentales, ya que si este quema, será difícil que puedas iniciar la marcha hasta que se enfríe. Si no tienes uno, otro truco es dejar el volante boca abajo, de tal manera que se caliente más la parte inferior y, cuando arranques, puedas colocar las manos en el volante sin quemarte.

3.- ¿Abrir ventanillas?

Depende. Si aparcas en un garaje privado, puedes hacerlo con cada cristal bajado un par de centímetros, para que se ventile el habitáculo y entre algo del fresco exterior. Lo malo de esto es que si fuera hace calor, la temperatura subirá a bordo. Y, además, siempre existirá el riesgo de que se cuelen arañas, insectos e incluso ratones y el coche será más vulnerable.

Si el calor interior ya es importante, no sobra abrir las ventanillas y mantenerlas un rato así para que el aire se renueve hasta que la mecánica del coche alcance una temperatura óptima de trabajo. Conecta entonces la climatización para que comience a enfriar sin tanto esfuerzo. Asimismo, recuerda que esta función de confort puede ahorrarte combustible a partir de los 80 km/h.

4.- Techo solar y coches descapotables.

Del mismo modo, un techo solar que se abra puede ser tu aliado a la hora de restarle grados a tu coche.

Asimismo, estaría muy bien saber que estos coches son ideales para disfrutar al aire libre cuando la temperatura es moderada, pero que, con un calor exterior excesivo, el interior también puede convertirse en un infierno si te expones a pleno sol sin capota…

Además, los techos rígidos también tienden a recalentar bastante antes el interior que en el caso de los materiales textiles.

5.- Aire acondicionado.

Por último, un correcto uso del aire acondicionado. No lo actives hasta que el vehículo lleve un rato en marcha y veas que su temperatura de trabajo es la correcta.

Después selecciona una temperatura interior adecuada. Siempre que puedas, prescinde de la recirculación del aire, de tal manera que el flujo proceda del exterior y facilite el enfriamiento del sistema y la buena ventilación a bordo.

Evita los cambios bruscos de temperatura, tanto al subir al coche como al bajarte de él o cualquiera de los ocupantes podríais sufrir una hipotermia o, por el contrario, un golpe de calor, cuyos resultados pueden ser letales

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